jueves, 14 de marzo de 2013

Los caprichos del Rey


¿Quién no ha oído hablar alguna vez acerca de los problemas de sobrepeso que sufrió durante muchos años de su vida el Rey del Rock&Roll? Pues aunque parezca mentira, no toda la culpa de ello la tuvo su pasión por la comida. En realidad este problema se debía a la hidropesía, o lo que el común de los mortales conocemos como retención de líquidos, causada por sus problemas cardiovasculares. Esto le provocaba hinchazón de vientre, tobillos, muñecas, brazos y cuello.

Pero no cabe la menor duda de que la comida fue para Elvis Presley (Elvis Aaron Presley, Tupelo 8 de enero de 1935 – Memphis, 16 de agosto de 1977), además de uno de sus placeres favoritos, uno de sus mayores problemas.

Existen infinidad de anécdotas sobre Elvis y su pasión por la comida, pero sin duda alguna, una destaca sobre el resto. Data de mediados de los años setenta. Después de un concierto en Denver, Elvis visitó un restaurante llamado “The Colorado Gold Mine Company”. Pidió la especialidad de la casa, un sándwich llamado “Fool’s Gold Loaf” (que viene a significar algo así como “el bocadillo dorado de los tontos”, debido a su elevado precio, que era por entonces de 49.95 dólares). Estaba hecho con una hogaza de pan italiano, rellena de cerca de medio kilo de beicon, crema de cacahuete y mermelada de uvas, horneada durante 15 minutos a 350º. Era tal el tamaño del bocadillo que podía satisfacer el apetito de seis u ocho personas, pero la leyenda dice que Elvis se lo comió entero y que le encantó.




Un tiempo después, la noche del 1 de Febrero de 1976, Elvis se encontraba en la sala Jungle de su mansión de Graceland reunido con dos abogados de Denver. Sin saber bien cómo salió a relucir el tema del famoso bocadillo. Uno de los abogados comentó: “Chico, que ganas de comerme uno de esos ahora mismo”.

Eso era todo lo que el Rey necesitaba escuchar. Se puso en pie y respondió: "Vamos a ir a por ellos." Hizo un par de llamadas telefónicas. La primera fue al propietario del restaurante de Denver para encargar 22 de estos sándwiches especiales, y la segunda fue a sus pilotos para pedirles que tuviesen el "Lisa Marie", su jet privado, listo para despegar.

A medianoche, Elvis, los dos abogados y dos amigos más, despegaron rumbo a Denver. Aunque el “Lisa Marie” iba siempre cargado de comida y bebida de lo más variada, esta vez sólo llevaban unos refrescos para el trayecto. Habían previsto con acierto que el avión iba a ir más cargado en el vuelo de regreso a Memphis. A la 1:40 am el avión aterrizó en el Aeropuerto Stapleton y se trasladó a un hangar privado. Allí les esperaba el dueño del restaurante acompañado de su esposa con los 22 sándwiches servidos en bandejas de plata, una caja de botellas de champán, un caja botellas de agua con gas, y un arcón lleno de hielo picado.

Una vez que todos quedaron saciados, regresaron a Memphis. La factura de la fiesta superó los 16.000 dólares, incluyendo el vuelo de ida y vuelta.



Sandwich Elvis:

Este sandwich es una versión "más ligera" del famoso “Fool’s Gold Loaf” y que cualquiera puede atreverse a prepararlo en casa.

Ingredientes:

• 2 rebanadas de pan de molde;
• 3 cucharadas soperas de crema de cacahuete;
• 1 plátano;
• 3 lonchas de beicon;
• 1 cucharadita y media de mantequilla.


Preparación:

En primer lugar vamos a extender la mantequilla en una de las caras de cada rebanada de pan de molde. A continuación, extendemos la crema de cacahuete en una de ellas. Después de pelar y partir el plátano en rodajas, colocarlas encima de la crema y a continuación las lonchas de beicon. Cubrir el sándwich con la otra rebanada.

Calentamos una sartén a fuego medio y hacemos el sándwich por ambos lados hasta que este esté dorado y la crema de cacahuete se derrita, alrededor de 4 minutos en total.

También puede servirse sin pasarlo por la sartén. De hecho, Anita Marie Wood, famosa actriz de televisión americana, cantante y novia del propio Elvis, contaba que ella se los preparaba así y también le encantaban.

¿Te atreves con uno?